Cervera del Maestre tiene una historia o cuento: la "leyenda de Faram". Esta leyenda trata sobre un monstruoso dragón que se llamaba Faram. Él vivía en una cueva junto a la puerta del Castillo de Cervera. La criatura atemorizaba a los vecinos del pueblo porque les robaba sus rebaños, secaba los pozos y arrasaba las cosechas con el fuego. Al espantoso dragón no se le podía hacer daño con ninguna arma excepto con unas flores silvestres que sólo crecían en los alrededores de la cueva. Sólo podría morir comiéndolas. Entonces, una bella joven se disfrazó de pastora y se dirigió con su rebaño hacia el castillo para encontrarse con Faram. Él se quedó asombrado por la belleza de la chica. La muchacha se ganó su confianza poco a poco, arancó un puñado de estas flores e hizo que una de sus ovejas las comiera. Luego se la regaló al monstruo como símbolo de gratitud. Faram se comió a la oveja rápidamente, desconociendo la trampa. Al día siguiente murió tras un terrible sufrimiento. Hay quien dice que todavía hoy se pueden escuchar los rugidos del dragón provenientes del interior de la cueva.
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