La ermita de San Pedro es la situada a mayor altura de toda la comarca, pues se encuentra a 1.282 m en la zona más elevada de la sierra, a 1 km al sur de la población y a la derecha de la carretera CV-124 que viene de Ares del Maestre, de la que arranca un camino que nos conduce a la ermita.
Es también el templo más antiguo de estas tierras, valioso y bello ejemplo de la arquitectura románica en su transición al gótico, edificado entre los siglos XII y XIV, posiblemente sobre otra ermita mozárabe más antigua todavía. La tradición cuenta que Blasco de Alagón, poderoso caballero de la corte de Jaime I, viajaba por estas montañas cuando le sorprendió una terrible tormenta que a punto estuvo de hacerle perecer en la nieve, pero consiguió salvarse refugiándose en la ermita, siguiendo el sonido de su campana y la luz de una hoguera encendida por el ermitaño. Pasada la tempestad, Blasco volvió al lugar por donde vagaba perdido y, clavando su espada en tierra, prometió erigir allí una cruz de piedra y reformar la capilla, dándole el aspecto que ahora tiene. En ese lugar existió un “peiró” (cruz de término colocada a la entrada de un pueblo - padrón) que parecía atestiguar la leyenda y que fue destruido en 1836, sustituyéndole en la actualidad uno de madera. San Pedro de Castellfort ha sido, de forma continuada, un foco devocional de las gentes de la comarca y también de tierras más alejadas, por lo que es una ermita muy visitada y destino de numerosas romerías. Los vecinos de la población peregrinan a ella en tres ocasiones: el 1 de mayo, el 22 de mayo y el 29 de junio. Otra cita tradicional es la romería nocturna de Portell de Morella, que se realiza entre abril y mayo en fecha variable, según caiga la Pascua de Pentecostés.
Aportación de: Maifa Rieseberg
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